Por Valeria Estrada
Crecer es un proceso inevitable. Todos debemos embarcarnos en el mundo real en algún punto de nuestras vidas, pero ese proceso parece que pasa en un abrir y cerrar de ojos. De pronto despertamos como adultos, preguntándonos a dónde fueron esos años de alegría e inocencia.
Nuestro niño interior nunca nos deja; existe en nuestra mente y corazón. Es cierto que reconectar con él es difícil, pues se esconde detrás de nuestras responsabilidades, obligaciones, itinerarios y rutinas. Por ello, tener una relación complicada con él puede traducirse en sentimientos de estrés, inseguridad o ansiedad y no poder expresarnos correctamente.
Te compartimos algunas prácticas que te permiten mejorar la relación con tu niño interior para sanar tus emociones y tener un autoestima saludable.
Estar en sintonía con nuestro niño interior no significa que somos inmaduros o que nos rehusamos a crecer. Más bien, nos permite tener un mejor entendimiento de nosotros mismos, además de mejorar nuestra autoestima y motivación. Refuerza la conexión que has creado comunicándote con él constantemente, ofreciendo amor y compasión, y trabajando para sanar cualquier herida que siga abierta.
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